martes, 18 de septiembre de 2012

Hasta pronto...

Rodeado por el silencio misterioso que rodea al torero, en esa tarde que se enfrenta a lo desconocido, a su destino... Sí, con casi esa misma sensación, armada con el valor casi innecesario para poder dirigirme a todos mis compañeros, me atrevo a escribir ahora este conjunto de palabras con las que pretendo despedirme de todos vosotros con un “hasta luego”, ya que son escasos los días que me quedan antes de darle rienda suelta a una gran aventura, como es una beca Erasmus.

No podía dejarme atrás el poder agradeceros desde estas humildes palabras, todas esas sensaciones y valores que me habéis transmitido en este pasado curso. De mi recuerdo no se borra la ilusión con la que llegábamos cada tarde de entrenamiento, los nervios previos a un tentadero y ese instante donde que el MAESTRO, pronunciaba tu nombre para salir a torear. O esas miradas nerviosas cuando Rafa Risquillo, nos ilusionaba con futuras actividades... Han sido muchas las sensaciones, como grandes fueron las conversaciones que hemos mantenido entre todos nosotros, o cuando se nos brindaba la oportunidad de poder hacerlo con grandes profesionales del mundo del toro... Eso, sin hablar de todos esos valores como persona, y no digo como toreros porque esa palabra, para mí, está en un escalón superior, habéis sido capaz de transmitirme con tan sólo ser vosotros mismos. Jamás olvidaré el empaque y la inspiración del ser porque es, de Juan Bonoso, el gran "Bonoso de Amalia"; la raza y el afán de no dejarse ganar la pelea de otro de los grandes como es Juanma Ureña; el valor sereno y el poderle de verdad de Rafa Castillo; la superación y el carisma deMarcos Izquierdo; la afición, facilidad y valor para hacerlo de Rocío Romero; la atenta mirada de su padre, Jesús, del que recuerdo dos lances en lo de Curro Doblas como si los acabase de pegar ahora mismo; el sentimiento de torero de duende, carismático y bondadoso de mi amigo Bernardo Rodríguez; los consejos del gran Rafa Merina y de esa sensación que irradiaba tras volver a ponerse delante de un becerro tras el paso de los años, de la estética clásica de José Luis Díaz; de la enorme afición del dúo cordobés con los que he tenido oportunidad de compartir muchos callejones en este verano, Fidel Nuñez y José Roldán; sin dejar atrás los "lambretazos" de Miguel Ángel, marca de la casa Laguna, familia a la que le tengo un gran cariño, lances que sin duda irían acompañados del mejor de los acordes de esa guitarra pulseada por esas mismas yemas con las que acaricia el percal y la franela… Qué contaros de la astucia e impronta de Isi Valera, torería sevillana, que fue capaz de saludarme un día de toros en La Maestranza con estas palabras: "Yo a ti, te conozco, yo he toreado contigo..." Imaginad mi cara. Tampoco me olvido del binomio trianero compuesto por Manuel Rodríguez y Alejandro Parra, "Parra de Triana"; ni de nuestro Juan Hidalgo “Juanito”,ejemplo de que el toreo se lleva dentro y no importa la edad ni las condiciones para sacarlo y deleitarnos, para mí un claro ejemplo de aficionado práctico y supongo que para todos.
Seguramente se me olviden muchos de los integrantes de esta aventura, pero como humano que soy deben de disculparme si en estas cuatro letras no he sido capaz de mencionarles. Y, ¿qué argumentaros de los dos grandes promotores de este proyecto inigualable? No tengo palabras para agradecerles todo lo que han hecho para que esto saliese hacia delante, sin importarles lo económico ni el valor de un tiempo cuyos propietarios eran sus respectivas familias. Como toda faena, estas palabras también tienen fin: Me hubiera encantado hacerlo en persona en un tarde de entrenamiento pero me ha sido imposible, no dudéis que los trastos me acompañarán en mi próximo destino, y tampoco olvidaré esas dos palabras que tantas veces me ha repetido el Maestro Chamanieto: En torero, Salva, en torero…Así será Chama. Os deseo lo mejor para este nuevo curso y ojalá en una de mis escapadas pueda acompañaros en un tentadero más. Hasta pronto y mucha suerte compañeros.

Salvador Domínguez.
Azuaga, septiembre de 2012